martes, 22 de febrero de 2011

FACTORES PSICOLÓGICOS Y CONDICIONES DE LA DELINCUENCIA


Una vez más, me dispongo a realizar un artículo para el blog Derecho de resistencia de mi amigo Jose Manuel Del Río. En él bucearemos hasta las profundidades de la criminología y la psicología, y veremos lo que nos aportan estas disciplinas acerca de la delincuencia y el perfil del delincuente. Me centraré, por mi profesión, en las teorías psicológicas y sociales que considero más atractivas, comprensivas y concluyentes para explicar este fenómeno tan morboso a la par que desconocido.

La delincuencia ha sido estudiada por diferentes disciplinas a lo largo de la historia. Criminología, sociología, psicología y psiquiatría han aportado modelos coherentes del delito, y son muchos los trabajos que en la actualidad intentan analizar delitos específicos con gran repercusión, como el maltrato, el homicidio o los delitos contra la libertad sexual.

Las primeras teorías sobre la delincuencia provienen de La Escuela clásica de la Criminología de la mano de Cesare Beccaria (1738-1794). Surgen al amparo de la ilustración (S.XVIII), en donde la concepción del hombre y del derecho se impregnan de valores imperantes de libertad, igualdad y fraternidad. El ser humano adquiere el estatus de ser racional plenamente responsable de sus actos, y por derivación, totalmente responsable de los delitos que cometa. Se establece dos elementos, el delito (el acto) y la reacción social (la pena). La dureza del castigo será proporcional al daño causado y en esa medida servirá de disuasión en el futuro.

Posteriormente surgen muchas teorías que relacionan el acto delictivo con anomalías físicas, somáticas, cromosómicas, endocrinológicas y neurológicas, todas ellas vinculando la comisión del delito o el estilo de vida delictivo a una causa de base orgánica (a una enfermedad).

Ya entre los distintos modelos psicológicos que explican la delincuencia destacaré La Teoría de H. Eysenk y J.A. Gray, a partir de la cual se reafirman unos supuestos de partida o modelos de personalidad que podían relacionarse con el delito, o cuando menos establecerlos como factores potenciales de riesgo delictivo.

Para Eysenk (1916-1997) la personalidad es la suma de tres factores; el temperamento (la base genética que define nuestra forma de ser), el carácter (nuestra organización comportamental o conductal) y la inteligencia. Factores estables a lo largo de nuestra vida y con los cuales nos adaptamos a nuestro ambiente (familia, escuela, medio social). Asimismo estableció tres tipos de personalidad establecidos en un continuo.

- Extroversión Vs Introversión; esto es, relacionado con individuos sociables, impulsivos, agresivos y preferentes por el riesgo, frente a individuos retraídos, reservados y reflexivos.

- Neuroticismo; esto es, rasgo relacionado con el desequilibrio emocional y psicofisiológico (sujetos que se expresan en forma de alegría extrema o máxima tristeza, alejados de una reacción emocional lineal en su día a día)

- Psicoticismo, el cual aglutina atributos como la crueldad, la falta de empatía (desinterés general por lo ajeno), insensibilidad, hostilidad o distanciamiento afectivo (frialdad)

Para Eysenk, el delincuente (o la persona con índices elevados de riesgo de delinquir) se perfilaría con puntuaciones elevadas en extraversión, y según el caso, en neuroticisimo y psicoticismo, configurando una “personalidad delincuencial”. Argumenta asimismo que el delincuente podría ser; un individuo inestable emocionalmente, poco apto al aprendizaje, más proclive a la acción que al pensamiento y buscador constante de estimulaciones, emociones y riesgos (a veces crueles), pudiendo puntuar alto en las tres dimensiones de las escalas que se encargan de medirlo. A todo ello, reconoce tanto el peso de la familia como de las condiciones sociales y del aprendizaje en la reconstrucción de la personalidad y la moralidad del niño.

A raíz de esta explicación, tanto Gray como Eysenk (1997) analizan la conducta delictiva tangencialmente. Por ejemplo, argumentan que:

- La Conducta psicopática, se manifiesta en su tendencia a perseguir recompensas sin importarle las consecuencias.




Éste comportamiento no solo existe en el ámbito delincuencial, pensemos en el clásico “tiburón” que busca escalar en su trabajo, o conseguir sus objetivos “llevándose por delante todo cuanto pueda”, sin importarle lo más mínimo lo ajeno. Se definiría con la famosa frase de “primero yo, después yo, y si queda algo para mí también”.

- La reincidencia en el delito, se explicaría por la falta de reactividad al castigo. Es decir, individuos que no son influenciados por el castigo, que no se ponen límites y no reflexionan sobre el mal de sus hechos.

- Los introvertidos, se adaptarán mejor a la sociedad al ser más reflexivos y más sensibles al castigo.

Por otra parte, A.Bandura explica mediante su Teoría del Aprendizaje Social (1987) que la delincuencia es fruto de dos sistemas de aprendizaje, a saber:

- Condicionamiento Instrumental. El delito se produce según los beneficios (refuerzos) o perjuicios (castigos) que genere a nivel individual. El balance entre ambos determinará su rentabilidad neta y marcará la probabilidad de que el delito se realice, se consolide o se extinga.

- EL Modelado. La presencia de modelos delincuenciales “con éxito” (reforzados) en la familia, el grupo social de referencia y/o medios de comunicación. Ello posibilitará que el individuo genere guías simbólicas del comportamiento que, según su posterior rentabilidad y posteriores condiciones ambientales, se concretarán o no en conductas delictivas.

Como conclusión y tras este breve análisis psicosocial de la delincuencia, debemos hacer hincapié en que si alguna característica define bien el esfuerzo actual dirigido a comprender las causas de la delincuencia, es la “ESPECIFICIDAD” en las selección de las conductas que se pretenden explicar y de las causas a las que se asocian. Bajo el término Delincuencia se aglutinan un conjunto tan amplio y heterogéneo de fenómenos y conductas que es estrictamente necesario clarificar en cada caso de “qué tipo de delito hablamos”. Es muy distinto tanto en origen como en desarrollo el delincuente “de cuello blanco”, del asesino o el maltratador. Con todo ello es necesario huir de explicaciones simplistas que encasillan al delincuente y que distancian o diferencian a las personas en buenas o malas, pues hay todo un complejo proceso de trasfondo.

BIBLIOGRAFÍA:

Rodríguez Ramírez, Vicente (2009) “Factores Psicológicos y Condiciones de la Delincuencia: Hacia una Teoría de la Diversidad”. Editorial MAD, S.L.

Rodriguez, J.; Rodríguez,L.; Paíno,S.; Antuña, Mª A. (2001) “Teoría Estructural de la Personalidad de Eysenk”. En Clemente, M. y Espinosa, P. (coordinadores) (2001). La Mente Criminal. Teorías explicativas del delito desde la psicología Jurídica. Madrid. Dikinson

Romera, E. (2001). “Teorías del Aprendizaje Social”. En Clemente, M. y Espinosa, P.( coordinadores) (2001). La Mente Criminal. Teorías explicativas del delito desde la psicología Jurídica. Madrid. Dikinson

Bandura, A (1987) “Pensamiento y Acción”. Fundamentos Sociales. Barcelona. Martínez Roca, S.A.

Autor: Manuel Ramos garrido

Psicólogo Forense,

Col. Nº: 18245

1 comentario:

  1. Cuando yo pasé por la Complutense de Madrid, allá por los años 1963-68, por supuesto que estudiamos a Cesare Beccaria. Pero lo hacíamos de paso mientras memorizábamos códigos y Leyes.

    Me encantó tu artículo porque da la sensación de que vivis la profesión de una manera mas vital y con mayor cercanía a la realidad.

    Enhorabuena.
    A. Maure.-Licenciado en Derecho.

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