viernes, 28 de enero de 2011

CRÓNICAS DESDE LA RESISTENCIA: ENSAYO SOBRE EL UNDERGROUND


Voy a aprovechar esta sección en la que se empezaron relatando viajes personales con cierto trasfondo sociológico, para ampliar la temática del blog, dejar de encorsetarme en aspectos jurídico-penales que me consta que a muchos de mis lectores "amigos" no les interesan tanto, y así extender el espíritu del "Derecho de Resistencia" a planos muy alejados del mundo del derecho. Al fin y al cabo en un ejercicio comunicativo como este, han de aflorar aspectos e inquietudes personales, tanto a nivel particular como en el de mi entorno.

La idea de una especie de ensayo sobre el término "underground" y las connotaciones que se puedan derivar de él, viene de una charla entre amigos, en la que salía a colación este sustantivo para denominar los eventos promocionados por uno de ellos, y donde estando todos de acuerdo en que captaba bien la esencia de su actividad, surgieron interesantes cuestiones sobre lo que podía introducirse dentro de tal palabra, y lo que por su naturaleza debería permanecer fuera, el "enemigo"

Resulta pacífico que por el vocablo inglés "underground" , entendemos la referencia a los movimientos que se consideran paralelos, contrarios o ajenos a la cultura oficial. Buscando alguna referencia histórica, encontramos que se utilizó en diferentes expresiones de resistencia como la red de rutas clandestinas por las que los esclavos africanos trataban de abandonar Estados Unidos en el siglo XIX, o curiosamente mas tarde también para los grupos que permitían huir a Canadá a los objetores de conciencia norteamericanos durante la Guerra del Vietnam; dos caras de la misma moneda, antagónicas por su propia naturaleza pero que sin embargo el paso del tiempo las consolidó como semejantes.




A partir de aquí el termino se empieza a utilizar para designar a todo tipo de subculturas, hippies, mods, punks, grunge, hardcore...todos se tildaban orgullosos de ser "underground". Una vez situados en este punto del debate, voy a realizar un análisis desde dos planos bien diferenciados:


-Desde la psicologia cultural: como bien he señalado la etiqueta underground es reclamada (volvemos al ejemplo de mi amigo) como orgullosa seña de identidad por cualquier movimiento artístico ajeno a la llamada "cultura de los normales". Ese fenómeno es indicativo en la también denominada "construcción del nosotros", una experiencia psicológica que entiende la visión subjetiva de grupo como una necesidad de conformar unas características diferenciadoras del "ellos", ya sea por reafirmación de unos valores propios particulares o por la denostación de los generales. Es decir a nivel mas abstracto, que para entender la formación y las características psicológicas de las personas tenemos que recurrir al estudio de los contextos en los que, directa o indirectamente, estos participan; y para entender la cultura tenemos que recorrer a los sentidos y significados que los hombres y mujeres construyen.





Cualquier movimiento cultural conlleva la asunción de una serie de cánones, y a través de ellos una experiencia y problemática psicológica particular. Obviamente el "underground" reside en unos patrones alternativos que requieren de una divulgación, aunque sea en un circuito cerrado, para su asunción por parte de una pequeña comunidad ajena a los parámetros imperantes, y en la cual esa aspiración de diferenciación resulta tan importante como la propia expresión artística. Con lo que bajo mi opinión, cualquier significado que traspase esa barrera y se difunda en la generalidad cultural ha de ser inmediatamente denostado por los emisores; independientemente de la calidad del contenido hemos de renovarlo para dejarlo en la esfera sociológica paralela.



-Como expresión artística: enlazando con la disertación anterior, cito en mi apoyo a Hakim Bey en "Temporary Autonomous Zone": "Tan pronto como un TAZ es nombrado -representado y mediatizado- debe desaparecer, desaparece de hecho, dejando tras de sí un vacío, resurgiendo de nuevo en otro lugar, e invisible de nuevo en tanto indefinible para los términos del Espectáculo"

Pienso que en la actualidad no debemos extender el significado del "underground" mas allá de una mera divulgación artística, sea de la forma que sea pero eliminando eventuales connotaciones políticas que bajo mi criterio han de seguir otra denominación y forma. Cualquier artista que se desmarque de los circuitos de comercialización, que apueste por permanecer fuera del corporativismo y del mainstream es susceptible de ser adjetivado como "underground", independientemente del contenido de su expresión. En esta tesitura, se podría definir como tal el mensaje que permanece oculto a la Babylon pero es apreciado por el Ghetto.





Para visualizar con un ejemplo toda esta idea, me voy a referir a Banksy. El grafitero inglés es un meridiano representante de la transición underground-mainstream por encima de un mensaje que personalmente considero de calidad y alternativo. Pocas actividades pueden exhibirse tan paralelas como el arte del grafitti; callejero, proscrito y perseguido hasta la saciedad.



La obra del británico tenía todo para permanecer como icono de la contracultura pero ha sido tal el reconocimiento de sus trabajos que ha derivado en: una película, una entrada para la serie Los Simpsons, ropa y todo tipo de artículos direccionados bajo el "mainstream"; insisto independientemente de las connotaciones que sigue transmitiendo su labor, está marcado para la subcultura habiendo trasladado su repercusión a la generalidad de individuos de los que tanto se intenta marcar una separación en estas lides.

En conclusión independientemente del fondo del movimiento, la forma es la que califica lo que es "underground". A pesar de ello el contenido es un claro indicador de los visos de ajenidad a la cultura oficial que presenta una determinada expresión, existen unos cánones definidos en las preferencias de la generalidad del público que permiten apreciar indiciariamente si una determinada obra está destinada por y para su comercialización, algo fácil, edulcorado e intranscedente como demanda la mayoría de la sociedad será como decia aquel "3, 2 o 1". En cambio una obra entregada desde la convicción personal, compleja, poliédrica, con aspiraciones de mover conciencias, fruto de la experimentación y a la que muchas veces solo se puede llegar a entender por medio de la evolución personal permanecerá ajena al gran público. Y que así siga siendo.

Finalizo con la famosa frase de Frank Zappa "La cultura oficial sale a tu encuentro, pero al underground tienes que ir tú"


sábado, 8 de enero de 2011

EL PANÓPTICO

En mi andadura profesional son muchas las reflexiones que afloran sobre la Cárcel (con mayúscula sí); pueden valorar la necesidad de su existencia, sus supuestos fines resocializadores, la estigmatización social que supone y en general cualquier aspecto que se pueda derivar de esa idiosincrasia penitenciaria tan particular, pero con un horizonte siempre común de idear alternativas a esta institución total.

En esta peculiar singladura uno no puede dejar de mencionar el "Panóptico de Bentham", la supuesta cárcel "ideal" diseñada a finales del Siglo XVIII por el propio Jeremy Bentham. Merece la pena dar unos apuntes de la vida de su autor; fue un pensador inglés (1748-1832), fundador del utilitarismo,reconocido como niño prodigio por su padre al encontrarlo en su escritorio leyendo varios volúmenes de la Historia de Inglaterra. A los tres años leía tratados, tocaba el violín con cinco, estudiaba latín y francés. Hijo de una familia acomodada, a los 12 años ingresó en la Universidad de Oxford y empezó a ejercer como abogado a los 19 años.



Bajo el encargo de Jorge III diseñó una penitenciaria en la que todo se podía vigilar desde un único punto central, con la ventaja añadida de que era susceptible de hacerse sin ser visto y por lo tanto sin estar realmente llevando a cabo dicha tarea de vigilancia por parte del funcionario correspondiente. Este se situaría en una estructura en el centro neurálgico del edificio y tendría acceso visual a todas las celdas, con el fin de que los reclusos interiorizarán ese poder coactivo en forma de presunta observación continua y por lo tanto adecuar sus comportamientos a la idea de que continuamente estaban sometidos a una inmediata intervención en caso de una conducta inapropiada. Todo ello se entenderá mejor con la siguiente imagen.







El fin era comprender que las viejas medidas de castigo eran inútiles y que el combate contra el crimen debería pasar a un plano eminentemente preventivo, por lo que esta simple estructura arquitectonica fue considerada como un ejemplo de control social (ampliamente estudiada por Foucault en "Vigilar y Castigar") que a largo plazo se tiñó de tintes contrarios al progresismo que supuestamente presidia el trabajo de Bentham.


Personalmente como estructura física el diseño me parece de indudable calidad, y en la época estoy seguro de que suponía un palmario avance respecto a las instituciones de reclusión vigentes por el entonces; pero no podemos obviar que la idea del sometimiento del ciudadano a una continua vigilancia (aunque sea de carácter simbólico) contraria gravemente cualquier atisbo de autonomía en su conducta, por lo que la extrapolación de la propuesta del pensador inglés fuera de los muros de una cárcel resulta cuanto menos "indeseable". Tal vez la proliferación de sistemas de videovigilancia en multitud de espacios públicos sea la última expresión del "Panóptico", aunque de momento ninguno de nosotros estamos cumpliendo condena por el mero hecho de nuestra condición humana.